La migración campo-ciudad históricamente ha provocado efectos adversos para la agricultura. En nuestra región, hoy en día podemos comprobar efectos relacionados a una menor disponibilidad de población joven en los sectores rurales, produciendo muchas veces un estancamiento de la actividad agrícola tradicional, lo que ha obligado a algunas empresas a mecanizar las labores o simplemente cerrar y buscar otras alternativas.
Lo anterior, responde a tendencias bajo la idea que el desarrollo de un país se basa solo en el crecimiento y la urbanización de las grandes ciudades. Muchas políticas apuntan a las grandes metrópolis, beneficiando a la población urbana del país en desmedro de las zonas rurales. Las migraciones se orientan principalmente hacia los centros urbanos, donde existen mayores posibilidades, expectativas de empleo y en definitiva a un aparente mayor bienestar, comparativamente con la vida del sector rural.
Estos aspectos provocan que la mayoría de la gente joven migre hacia la ciudad, quedando un gran porcentaje de población de elevada edad en sectores rurales. Esto ha generado una de las principales debilidades: disminución de fuerza laboral y el envejecimiento de los productores.
Si bien, las autoridades están más comprometidas con la ruralidad, mejorando los servicios básicos, aún existen problemas en la calidad de vida de las personas en cuanto a la conectividad, recolección de basura, disponibilidad de internet y por supuesto acceso a buena educación y salud.
A nuestro parecer, existe una serie de potenciales actividades productivas que se podrían desarrollar en el campo y no se han levantado, justamente, porque no hay fuerza laboral o población activa en condiciones de trabajar o generar nuevos emprendimientos, pues no existen las condiciones óptimas para optar quedarse o volver al campo.
La innovación en el campo y en la agricultura deben partir de la planificación y la aplicación de políticas orientadas a fortalecer la vida productiva y social de los sectores rurales.
Desarrollando tecnologías agropecuarias, produciendo alimentos en forma sustentable, introduciendo otro tipo de especies y cultivos, creando mayor conectividad, perfeccionado, motivando e incentivando a las nuevas generaciones a quedarse a vivir en el campo. Todo esto, generará que seamos una región con un buen nivel competitivo no sólo en el mercado nacional, sino también para el mercado global.
Víctor Valentin.
Presidente de Saval FG