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El nuevo impulso a las tecnologías que se vive en el agro

Instituciones como Inia y Corfo promueven la creación de polos regionales y consorcios para desarrollar proyectos en conjunto entre universidades, startups y empresas de tecnología que creen nuevas soluciones para el sector. Desde hace un año, empresas como IBM y TelsurGTD —que ya participa en la creación de tecnologías para las salmoneras— estudian hacer alianzas con la agroindustria para entrar en este rubro.

El investigador Stanley Best lleva más de 15 años dedicado al uso y desarrollo de nuevas tecnologías para la agricultura en el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Inia), donde hoy dirige el programa de agricultura de precisión.

Desde la sede Quilamapu, en Chillán, donde trabajan 12 de los 15 investigadores que tiene el Inia para esa área en el país, asegura que el sector enfrenta una gran oportunidad para el desarrollo de nuevas tecnologías y que está en un momento ideal para aprovecharla.

“Hoy existe una convergencia de la electrónica, la informática y la agronomía, donde la más atrasada es la agronomía, pero ahí es donde nosotros tenemos la experiencia y los conocimientos para analizar esa información y entregar a los usuarios lo que necesitan específicamente… El corazón de esto está en la capacidad de análisis que puedas tener para traducir los datos en información útil. Ahí están las oportunidades”, asegura Stanley Best.

Sin embargo, el investigador advierte que aún persisten barreras, como el limitado acceso a internet en las áreas rurales, lo que impide recolectar más datos e información, junto a una brecha de conocimientos a nivel de usuarios en los campos y un pobre desarrollo de recursos humanos especializados.

“Hoy no hay dónde capacitarse sobre agricultura de precisión a nivel de usuario, para los productores. También falta hacer un desarrollo fuerte de recursos humanos, porque en las carreras no hay un giro a estas líneas más prácticas… Estamos formando empleados en las carreras de agronomía y no lo que se requiere”, plantea.

Frente a la oportunidad de potenciar el desarrollo de tecnologías para el agro, que incluso podrían representar una nueva área de exportaciones para Chile a mediano plazo, uno de los puntos clave que plantean distintos especialistas y representantes de empresas ligadas a este rubro es crear ecosistemas o grupos de trabajo colaborativos, para aprovechar el conocimiento que ha alcanzado Chile en esta industria y complementarlo con las herramientas informáticas que ya están disponibles.

Con esa mirada, el último trimestre del año pasado Corfo lanzó una convocatoria para crear un consorcio para el desarrollo de tecnologías asociadas a la fruticultura, llamado SmartFruit, en conjunto con el gobierno regional de Maule, que considera una inversión de $3 mil millones en cinco años, más $1.500 millones que deben aportar empresas privadas, para generar soluciones orientadas a ese sector, entre las regiones de O’Higgins y Ñuble.

“Técnicamente, esta convocatoria nace porque existen iniciativas importantes para «sensorizar» procesos productivos, pero varios hablan lenguajes que no se vinculan, cada uno usa sus tecnologías y sistemas, y tiene sus plataformas, y vemos una oportunidad para regular una interoperabilidad de sistemas y establecer lenguajes que todos deberían tener”, asegura la directora de programas tecnológicos de Corfo, Macarena Aljaro.

En paralelo, empresas del área de tecnologías y telecomunicaciones, como IBM y TelsurGTD, miran al agro como una oportunidad atractiva para abrir nuevas áreas de negocios y buscan trabajar en forma colaborativa con empresas, universidades y centros de investigación locales.

El llamado de Corfo

De los 35 a 40 consorcios que actualmente maneja Corfo en el área de programas tecnológicos —de los cuales cada uno cuenta con $3 mil a $4 mil millones por parte de esa institución, más un aporte similar del sector privado—, un tercio está asociado al sector agrícola y de alimentos, ya que es considerado un rubro clave para Chile.

En general están vinculados al área de alimentos, ingredientes funcionales, envases, gestión del agua y genética. Sin embargo, la última convocatoria apunta al desarrollo de tecnologías porque identificaron que se requiere mejorar el bajo grado de digitalización y capacitación en esa área que tiene el agro

El objetivo es que las startups del sector y futuros emprendimientos puedan tener una base y lenguaje común, para que puedan operar en conjunto y ser compatibles, desde el establecimiento de un cultivo hasta su comercialización, incluyendo problemáticas productivas, climáticas y de trazabilidad, entre otras.

“La toma de decisiones hoy está siendo prácticamente a ciegas en cuanto a datos, dependiendo de la especialidad de los asesores, que son muy buenos, pero que podrían funcionar mucho mejor con el aporte de las tecnologías”, explica Macarena Aljaro, como una de las razones que dio pie a SmartFruit.

Otro de los requisitos que pide Corfo para desarrollar el consorcio es crear un catastro de las soluciones tecnológicas que ya están disponibles para el sector, a nivel local e internacional, para saber dónde es necesario desarrollar soluciones nuevas y dónde se tiene que adaptar a la realidad local lo que ya existe, y, además, crear al menos diez pilotos para mostrar esas herramientas en al menos tres regiones.

“La idea es que todo esto se incorpore, que los pilotos permitan hacer economías de escala asociadas a su posterior transferencia como productos o paquetes de tecnologías”, afirma Macarena Aljaro.

Sin embargo, la primera convocatoria —en la que participó un grupo de más de 50 entidades, entre ellas algunas universidades, el Inia y emprendimientos del sector— fue declarada desierta al no cumplir con todos los objetivos que fijaba Corfo.

“Esperamos abrir una segunda convocatoria en enero, para cerrarla en abril, y que la propuesta que había mejore considerablemente, y ojalá recibir más postulaciones, porque queremos que no solo sea una difusión de lo que ya está, sino que un polo de desarrollo y que garantice la interoperabilidad de ellos”, recalca.

Tecnología de nivel mundial

Hace tres años, en paralelo al anuncio de la compra de la empresa The Weather Company, IBM decidió entrar al sector de agronegocios con un área específica para este rubro. En Chile, la empresa va a cumplir un año trabajando con el agro y en 2020 pretende ir por más.

“Nosotros vemos al sector agrícola como una tremenda oportunidad, en un contexto de cambio climático y donde se debe aumentar la producción de alimentos… Chile es interesante porque tiene una combinación de climas y geografía que hacen que el problema sea de mayor complejidad, donde requiere soluciones especiales y variadas, por lo que sin duda puede transformarse en una especie de laboratorio de soluciones para otros lugares”, asegura el ejecutivo de IBM Ricardo Valdés.

Junto con ese potencial, destaca el buen nivel de investigación que existe a nivel agronómico en el país, lo que en IBM pueden combinar con sus conocimientos tecnológicos, impulsados por su departamento de investigación, uno de los más grandes a nivel mundial como empresa privada.

“Lo que ofrecemos a nivel global en la agricultura tiene mucho que ver con el trabajo de científicos de IBM, el que, combinados con el conocimiento agronómico de expertos chilenos, más nuestras plataformas tecnológicas generan una combinación muy interesante”, plantea, y añade que el objetivo es desarrollar un modelo de trabajo colaborativo, donde participen también productores o empresas que están en la cadena de valor agrícola.

Con esa mirada, ya sellaron un acuerdo con la Universidad de Talca para trabajar en una plataforma avanzada para la agricultura, donde los investigadores pueden aprovechar los desarrollos que IBM ya ha creado —en análisis y procesamiento de datos, por ejemplo— para enfocarse en resolver los problemas agronómicos.

“Queremos potenciar el que se desarrollen soluciones comercializables, donde establecemos una relación de largo plazo para trabajar en conjunto. Así, ellos pueden preocuparse de la complejidad agronómica y nosotros de la tecnológica, y de hacer disponibles las soluciones sobre plataformas nuestras para quienes estén interesados en usarlas o consumirlas. Con eso es más fácil pasar de una investigación exitosa a un modelo comercial”, explica Ricardo Valdés, y detalla que están en conversaciones con otras universidades para llegar a acuerdos similares.

Desarrollo regional

Con la idea de potenciar el desarrollo de soluciones locales para el agro, en el Inia Quilamapu están trabajando para formar un polo de desarrollo de tecnologías agrícolas desde Chillán, que funcione como un faro de tecnologías, en el cual están en conversaciones para asociarse con IBM y TelsurGTD —empresa de telecomunicaciones que cubre desde Concepción hasta Cochrane—, y donde podrían converger startups y futuros emprendimientos locales.

El año pasado, TelsurGTD inició un programa similar con la industria salmonera, en la Región de Los Lagos, que hasta ahora han evaluado con éxito, y que —como operan entre O’Higgins y Aysén— despertó su interés por la agricultura.

“Formamos una mesa de colaboración con la que buscamos cómo aprovechar las tecnologías disponibles en función de los procesos productivos, lo que nos dio pie para crear un área especializada y exportar esa experiencia a otras industrias. Ahí se abrió esta posibilidad de hacer algo con el agro, en lo que estamos avanzando”, explica Carlos Andrade, gerente comercial de corporaciones y empresas de TelsurGTD, ya que la definición que tomó la compañía es crear una nueva línea de negocios enfocada en la transformación digital de distintas industrias.

El ejecutivo insiste en que es clave el concepto de trabajo colaborativo con otros actores del sector, como el Inia, para aportar con los conocimientos que cada uno desarrolla, y que en el caso de TelsurGTD es la infraestructura tecnológica y la conectividad.

“Uno de los focos que nos propusimos es articular temas relacionados con aplicaciones que puedan ir en beneficio de los productores, y así se combinen el talento de la investigación del Inia, nuestros servicios de comunicaciones y de almacenamiento en la nube, y otro partner tecnológico que tenga desarrollos avanzados, mirando hacia la producción agrícola, alimentos y la industria vitivinícola”, asegura Carlos Andrade.

Sin embargo, por ahora afirma que están en una etapa de exploración, en la que también están analizando el sector de la salud, y que será clave ver si existe la necesidad de crear valor en la agricultura.

“Probablemente, habrá que demostrarle a la industria cómo se ha hecho esto en otros lugares del mundo, con casos reales. Así lo hicimos con los salmoneros, con quienes viajamos a Noruega y vimos el valor de implementar tecnología en los procesos. Creemos que en el mundo agrícola va a ser un proceso parecido”, dice Carlos Andrade.

$4.500

millones considera el consorcio SmartFruit que impulsa Corfo y el gobierno regional del Maule para crear nuevas soluciones tecnológicas.

Colaboración

y capacitación son las claves para que se genere en el agro una oferta básica de tecnologías que generen valor para el agro.

Fuente: Revista del Campo, El Mercurio

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