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El tipo de cambio y su efecto en la agricultura

La tasa de cambio del dólar ha tenido un comportamiento errático y a la baja en el último tiempo en relación con el peso chileno, viéndose mermada una de las actividades económicas más dependientes, como es el sector agrícola. Dicho sector, se ve directamente afectado, ya que compiten directamente con importaciones que llegan a precios más bajos.

Los agricultores ya están acostumbrados a los vaivenes del tipo de cambio, pues es parte de una economía abierta y globalizada, no obstante, si el dólar baja aún más, puede que algunos sectores se vean muy afectados como los cultivos anuales de maíz y trigo.

Mientras el modelo de desarrollo de nuestro país se encuentre orientado hacia el comercio internacional con flexibilidad cambiaria, el tipo de cambio seguirá teniendo un alto nivel de protagonismo en las utilidades de las empresas agroindustriales. Esto, hace necesario plantear una discusión de propuestas que comprendan acciones privadas y políticas públicas, con la finalidad de reducir el riesgo cambiario.

El intercambio comercial entre países ha posicionado el concepto de competitividad en un lugar prioritario en las agendas de muchos de estos en vías de desarrollo, los cuales han orientado las acciones públicas y privadas hacia un aumento de la competitividad de algunas de sus industrias.

Estas acciones han seguido diversas vías como la innovación, la formación de conglomerados productivos y de cadenas de valor, mejoras en educación y capacitación, inversión en infraestructura, creación de instituciones público-privadas, entre otras acciones en pro de la producción agropecuaria.

Sin embargo, en nuestro país este tipo de ayuda no ha sido suficiente, donde el pequeño y mediano agricultor debe recurrir muchas veces a sus propios recursos sin la ayuda de instituciones u organismos del Estado, principalmente del sector financiero.

Por lo mismo, como SAVAL FG creemos que deben existir algunas herramientas para los productores, y así no dejarlos a la deriva. Si bien los  instrumentos  financieros  de  cobertura  de riesgo permiten la planificación de la producción de forma anual, en la práctica se observa que los productores medianos y pequeños no pueden acceder a ellos fácilmente, ya sea por costos o por barreras de entradas administrativas.

Los agricultores no podemos exponernos aún más a que ante situaciones como éstas se vea mermada la competitividad de un sector que hoy genera un tremendo aporte al crecimiento económico del país y por sobre todo a nuestra región, asegurando muchos empleos permanentes.

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