Hace varios años me invitaron a formar parte del directorio de SAVAL F.G. ¿Para qué? pensé inicialmente, no muy convencido. No conocía muy bien aún las actividades de la Federación, ni de su directorio. Al verlo como un desafío, acepté. Después de 7 años participando, soy un convencido del enorme aporte de SAVAL F.G. y de la actividad gremial en general. Es un trabajo a veces poco visible e intangible, más político que técnico, pero de suma importancia para mantener equilibrios y defender los intereses de los agricultores y el mundo rural en general. Un vínculo entre agricultores y un aparataje político pocas veces conocedor del medio. Una prolongación del campo a la ciudad. Cuan importante es que los habitantes de la ciudad conozcan de dónde vienen los alimentos que consumen. Sin esto, es difícil generar buenas políticas para el desarrollo del Agro.
Hoy estamos sintiendo una nueva amenaza, una global. Todo el mundo está viviendo o se apresta a enfrentar las consecuencias de un alza de precio de alimentos pocas veces antes vista. El fantasma del desabastecimiento ocupa titulares en todo el mundo. El cambio climático, la pandemia, y la guerra de Rusia y Ucrania, han generado una incontenible escalada de precios de granos y otros alimentos. El hambre se asoma aún más en el mundo.
¿Cómo podemos defendernos y escapar de esta nueva pandemia? Con un campo robusto y productivo. Con reglas claras, e incentivos para la producción de alimentos. Sin comida ni seguridad alimentaria, no hay sociedad que crezca de manera armónica ni estable. No es posible que Chile tenga menos alimentos porque los agricultores de la macrozona sur no poseen las mínimas condiciones de seguridad para poder sembrar. La superficie sembrada de trigo en Chile ha caído un 47% desde el 2004. Vamos en el sentido contrario.
Más que nunca se necesita de unión y trabajo mancomunado de los agricultores y de todos quienes viven en y del campo. No podemos escatimar esfuerzos para transformarnos en un grupo cohesionado y trabajar en busca de la seguridad y de esas reglas claras y de largo plazo, para que la Seguridad Alimentaria no sea solo un slogan, si no más bien una realidad en nuestro país.