El agua caída en La Araucanía generó, en algunos predios, problemas de falling number y granos brotados, ambos factores que inciden en la calidad del trigo y por los que la industria les otorga un menor valor económico.
La intensa lluvia caída a fines de enero y principio de febrero en el centro y sur del país impactó la producción de granos, especialmente, en La Araucanía. La región, líder en la producción de cereales -en época de precosecha- registró precipitaciones que en 24 horas superaron las cifras totales históricas para un mes de enero.
Llegando al término de las labores de cosecha en esta zona, Andreas Kóbrich, secretario general de la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco (Sofo), hizo un análisis de cómo este inusual fenómeno climático, catalogado por la Dirección Meteorológica de Chile como un “río atmosférico” (transporte de vapor de agua muy importante que se canaliza y trae mucha agua desde las zonas tropicales a otras latitudes) afectó la calidad del trigo en algunos potreros.
El secretario general de la Sofo recalcó que, como consecuencia del agua caída, hubo sectores en los que el proceso de germinación se inició en la planta afectando la calidad industrial del grano.
“En la cebada se habla de pregerminado, en la avena de germinado y en trigo de falling number. Estas tres situaciones son generadas por lluvias extemporáneas en el verano.
Esos granos en ocasiones son rechazados (trigo y avena) y en otras reciben una cotización menor. A veces son destinados a otro uso y eso es lo grave, porque evidentemente el otro uso es más barato. Es decir, el productor sembró para cosechar trigo de la mejor calidad y terminó cosechando un grano que será destinado a la nutrición animal”, dice.
Sergio Schmidt Berguecio, gerente general de la Comercializadora de Trigo (Cotrisa), sostiene que en cuanto a la productividad del cultivo, a nivel país, es espera ble una merma en los rendimientos producto de condiciones climáticas puntuales que afectaron algunas etapas de desarrollo del cultivo en determinadas regiones.
“En la zona central se observaron problemas de calidad asociados a la falta de agua en la fase de llenado de granos, mientras que en la zona sur los rendimientos esperados podrían verse mermados por un retraso en el período de siembras”, dice Schmidt.
En tanto, sobre las lluvias de verano en La Araucanía, confirma que estas generaron más problemas en la calidad que en la cantidad de trigo.
“En particular, se generaron problemas de bajo falling number y granos brotados, ambos factores que inciden en la calidad del grano y por los que la industria les otorga un menor valor económico. A lo anterior también se agrega que los contenidos de gluten, respecto a los estándares, se vieron afectados, expresado en ciertas variedades de trigos fuertes e intermedios”, dice.
En las regiones de más al sur. Por ejemplo, en Los Ríos donde existen alrededor de 10.200 hectáreas de trigo, este cultivo no se vio afectado por las lluvias estivales. Así lo precisa Francisco Isla, vicepresidente de Sayal FG.
“La industria de cereales, trigo y avena se manejó con normalidad, no obstante, las expectativas en el precio han sido mejores, un 12% favorable con respecto igual fecha del periodo anterior (Odepa)”.
Isla agrega que si bien el clima no ha sido factor preponderante en la cosecha, no quita lo complicado que ha sido producir con normalidad con las restricciones de la pandemia. Hasta el 5 de marzo, según los datos de Cotrisa, el avance de la cosecha en Los Ríos alcanzaba el 90%
En la región de Los Lagos la cosecha de trigo también se está realizando sin contratiempos (80% de avance). Al respecto, Christian Arntz, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (Sago), confirma que los productores han podido trabajar sin mayores problemas.
“Hacia la provincia de Llanquihue queda algo más por cosechar, pero ya es algo menor”, preciso Arntz, quien además advirtió que el agua caída en enero y febrero no afectó la calidad o el rendimiento del grano.
Asevera que en esta zona la superficie destinada al trigo se han mantenido estable; sin embargo, los altos precios pagados por la avena han motivado a los productores a optar por este cereal.
ESCENARIO INTERNACIONAL Y PRECIOS
La cosecha nacional -explica Sergio Schmidt Berguecio- se ha desarrollado en general en un escenario alcista de precios que se ha moderado en estas últimas semanas.
Recalca que el comportamiento climático que afecta a los cultivos de trigo en EE.UU., la aplicación de aranceles a la exportación por parte de Rusia, el incremento en la demanda de granos por parte del mercado chino y la caída en la oferta exportable de trigo argentino, ha generado presiones alcistas al mercado local, las que se han moderado producto de la liquidación de fondos de inversión.
“La temporada ha sido favorable para los intereses de los productores, observándose precios superiores a los registrados en la temporada anterior, los que ya eran positivos, si se comparan con las estadísticas de los últimos cinco años. Este incremento se sustenta en un alza de los costos de importación del cereal, debido a los mayores precios internacionales exhibidos durante el mes en análisis”, asevera Schmidt Berguecio.
El gerente general de Cotrisa aclara que es aventurado pronosticar el comportamiento futuro de los precios en el mercado doméstico considerando que este es un tomador de precios internacionales. Las últimas dos temporadas precisa- se han registrado altas volatilidades en las cotizaciones internacionales del cereal, lo que vuelve aún más complejo realizar pronósticos a estas alturas del año.
Añade que: “sin perjuicio de lo anterior, existen expectativas en algunos agentes del mercado que, en un posible contexto de limitada oferta interna, vuelva a presentarse un escenario de comercialización post cosecha, similar al registrado el año 2020, en que los precios se incrementaron durante el primer semestre del año”.
Por otra parte -explica el gerente general de Cotrisa- los precios internacionales están sustentados en factores fundamentales más que especulativos, por lo que no debieran presentar grandes cambios en el corto plazo. Finalmente, recalca, que existe una variable externa muy difícil de predecir que es el comportamiento de la paridad peso/dólar, cuyo valor incidirá en los costos de importación del cereal, y en definitiva sobre los precios internos.
“Habrá que estar atento a estas variables para adoptar las mejores decisiones comerciales de cara a la postcosecha”, concluye.
LOS EFECTOS DE LAS LLUVIAS DE VERANO
El daño en el trigo (de consideración o menor) depende de la zona y de la variedad. Claudio Jobet, fitomejorador de Inia Carillanca, en una publicación anterior de Campo Sureño, explicó que si el grano ya está con humedad bajo el 12% y madurez fisiológica entra en estado de dormancia; sin embargo, en presencia de humedad y agua en período más prolongado puede romper esta dormancia e iniciar el proceso de germinación, donde se alteran los componentes del grano mismo, afectando su calidad (gluten húmedo) y baja en su peso específico.
En definitiva —recalcó- que el efecto dependerá de la magnitud y de lo prolongado que sean las lluvias, llegando en situaciones extremas al brotado del grano en la espiga con presencia de hongos saprófitos.
Por lo tanto, la germinación precoz o prebrotado del trigo afecta negativamente la calidad panadera, debido a que la hidrólisis de las moléculas de almidón reduce la viscosidad de la masa, la cual resulta pegajosa y difícil de procesar, produciendo panes poco estructurados al horneo.
Una semilla pregerminada presenta una alta actividad de la enzima alfa amilasa, la cual es dependiente del grado de germinación del grano.
Una manera indirecta de medir la actividad de la alfa amilasa, en una muestra de trigo recibida por un molino, es mediante el test denominado Falling Number (FN) (índice de caída) medido en segundos.
“El falling number o número de caída es un análisis que se hace a la harina para saber si el grano ha recibido lluvias de precosecha. Más concretamente este análisis mide si el almidón está sano o dañado y se expresa en segundos. El falling number de los trigos sanos, es decir que no se han mojado antes de la cosecha, normalmente supera los 300 segundos. Un valor óptimo desde el punto de vista del panadero es 250 segundos. Bajo 200 se generan problemas en la calidad de la harina por exceso de alfa ami-lasa en el almidón. Un bajo falling number, o sea un menor tiempo de caída, significa que el trigo fue afectado por lluvias o por atraso en la cosecha”, puntualizó Jobet.
Revista Campo Sureño: https://www.australvaldivia.cl/impresa/2021/03/15/full/campo-sureno/3/