Por Víctor Valentin, Presidente de SAVAL FG
El 01 de enero de este año entró en vigencia el Reavalúo de los Bienes Raíces Agrícolas, oportunidad en que se determinan los avalúos de este tipo de propiedades, los cuales corresponden a la base imponible para el cálculo del Impuesto Territorial. Este proceso se realiza cada cuatro años, de acuerdo con la legislación vigente.
Lamentablmente, una vez se conocerion los nuevo valores pubicados por el SII, ha sido comentario generalizado la sobrealza de éstos, los que según estudios y análisis de los gremios del sector agrícola, la mayoría de los agricultores se verán afectados y que el impacto en el incremento del impuesto territorial será muy relevante, a pesar de la gradualidad de su implementación.
Existe consenso en economistas que la agricultura es un rubro particularmente sensible al aumento de los impuestos a los activos fundamentales para la producción, que son en su mayoría de primera necesidad para la población. Por ello, es que nos volvemos a sentirnos vulnerados, porque a pesar de lo importante que son los agricultores, de todos los tamaños, la ayuda del Estado no llega a todos, y peor aún, perjudica implementando nuevas medidas tributarias que hace aún más difícil el funcionamiento.
Recibimos con preocupación esta subida sin precedentes, que no guarda relación con el desempeño económico del sector y que afectará a la mayoría de los agricultores (52%). Según la SNA, el reavalúo actual comparado con el de 2016 se aprecia un incremento promedio enorme de sobre el 100% en cuatro años.
Y si hacemos una comparación promedio anual vemos que en el periodo 2009-2016 los avalúos se fueron incrementado a razón de un 3% real al año. En cambio, en el periodo 2016 al 2020 el incremento anual es de un 23% en términos reales. Datos que dejan de manifiesto ciertas irregularidades que se estaban dando impulsados por el negocio inmobiliario, que no diferencia entre terrenos para parcelas de agrado y los productivos. Es recurrente la urbanización de un predio silvoagropecuario con elevados precios que tergiversa todo.
Además, este incremento no guarda relación con el desempeño económico. El PIB del sector agrícola durante los años 2016 al 2019 se incrementó en un 7%, que equivale a un crecimiento anual del 2,3%. Esto muestra que el sector agrícola está con un crecimiento bastante pobre y no guarda ninguna relación con el avalúo fiscal.
En definitiva, el crecimiento de la mayoría de los negocios agrícolas no obedece a los cálculos aplicados en esta nueva normativa tributaria, por lo que nuevamente los agricultores vemos señales erradas por parte del Estado.
https://www.australvaldivia.cl/impresa/2020/04/12/full/cuerpo-principal/8/